sábado, abril 29, 2006

5.- Ulises S. Flanaghan, estratega a sueldo.

Ulises S. Flanaghan, afamado estratega mercenario, creyó haber encontrado un chollo cuando aceptó servir como asesor militar en las guerras civiles de la Estrella Gilipolar, cuyos habitantes son famosos por su ingenuidad.

Se le ocurrió acabar con el largo asedio de una plaza inexpugnable haciendo como que su ejército abandonaba el asedio y sólo dejaba ante las murallas un hermoso y gigantesco Bantha de mimbre, pretendidamente como ofrenda a los dioses. Los asediados tardaron bien poco en tomar aquella hermosa escultura e introducirla en la ciudad, con miras de organizar un gran festival de acción de gracias aquella misma tarde.

Los lectores más agudos de esta bitácora ya habrán adivinado que el Bantha de mimbre estaba hueco, y ocupado por Ulises S. Flanaghan y cien de sus soldados gilipolares de las fuerzas de élite, que tenían previsto salir de la estatua tras el festejo, amparados por la noche, a fin de facilitar la conquista de la plaza por sorpresa.

La emboscada, desgraciadamente, salió mal, debido a los rituales religiosos de aquel pueblo. Tienen la costumbre de que, las ofrendas a los dioses las apilan en la plaza pública, las rocían con abundantes hidrocarburos líquidos y las queman, mientras detonan fuegos artificiales y disfrutan del espectáculo al son de alegres melodías tales como Flashffitto el Chocolatero.

El destacamento de gilipolares que acompañaba a Flanaghan dentro del Bantha debería haberle avisado. El problema es que los pobres comandos no habían entendido ni jota del famoso plan, como gilipolares que eran.