viernes, agosto 18, 2006

42.- Barruntio Güells, endógamo transtemporal.

Barruntio Güells, Caballero de la Orden de la Cafetera, Duque del Truque, Maestre de la Angosonería Sabrosoide y Guardián Mayor de las Sepulcas, doce veces par, quince veces impar y trece veces primo de la Gran Nobleza de los Mil Mundos, se ufanaba de su extrema ranciedad de sangre azul, inigualada en el Espacio. Pero ¡ay! un secreto familiar lo amargaba por dentro.

Resultaba que el padre de Barruntio, el difunto varón de Güells, no era verdadero descendiente de aquel antiguo linaje, sino un bastardo fruto de los amores de su abuela, la Baronesa del Jamón du Pave, con un individuo desconocido, engendrado la misma noche en que el legítimo marido moría asesinado en una partida de Extreme Monopoly. En su momento se había ocultado tamaña deshonra para evitar la extinción de la familia, pero a Barruntio, ya en su mayoría de edad, le había sido revelado este hecho por su anciana y bastante puta abuela, y ni todas sus riquezas parecían servir de nada para arreglarlo.

Hasta que en el patio de armas de su viejo castillo tomó tierra el platillo volante de Gavanido Melonlampiño, un Zuchino menor, pidiendo hospitalidad por una noche y un recambio original para la junta de la trócola. Los Zuchinos, pensó el (ilegítimo) Duque del Truque, eran una raza famosa por sus poderes, y se le ocurrió que sus extraños conocimientos tal vez podrían servir para remediar su deshonra. Durante la cena a la que invitó a su huésped tuvo una iluminación: su deshonra se debía, no a ser bastardo, ya que muchas familias de abolengo presumían de los orígenes ilegítimos de sus fundadores, frutos de los amoríos de algún rey, sino a que el hombre que mancilló la honra de su abuela era un desconocido. ¿Cómo se podía conseguir esclarecer la identidad de aquel antepasado de una manera favorable a sus intereses, pregonar a los cuatro vientos que era un hombre de prosapia, par, impar y pasa del reino, con título de nobleza? Todo se solucionaría si su antepasado fuera alguien con Órdenes de Caballería Mayores, con Capitanías de Aguas Menores, con Mayorazgos de Series Decrecientes, o sea, alguien como... él.

-Deberíais explicarme mejor las circunstancias que os impulsan para una petición tan extraña. -le advirtió el Zuchino con una copa de buen vino en la mano, mientras conversaban tras la cena- Todas las variables deben estudiarse en un asunto como éste, o el riesgo de un error imprevisto será demasiado grande.

-Mi petición es simple, ilustre Gavanido, y no puedo daros más explicaciones sin revelar graves secretos familiares. ¿Es, o no es, posible, que me hagáis viajar en el tiempo para que yo pueda acostarme con mi abuela, y engendrarle un hijo?

-El desplazamiento en el tiempo puede ser muy sencillo o bastante difícil; depende de muchos parámetros, y yo soy un Zuchino menor de poderes limitados. Luego está el asunto de que logréis seducir a vuestra abuela, y que esa unión sea fértil. Eso sí puedo garantizároslo: hay una poción que, si la ingerís, os garantizará que ni ella al veros y sentir vuestras feromonas modificadas, ni, eventualmente vos, podáis negaros a ese coito, y que hará que éste sea, con toda probabilidad, fértil. Pero necesito saber el punto de destino de vuestro proyectado viaje en el tiempo.

-Quiero viajar a la fecha en que el Duque del Truque murió apuñalado durante una partida de Monopoly Salvaje. La seducción de mi abuela debe producirse esa misma noche.

-Dejadme estudiar los diagramas temporales. Humm. Hay dos rutas posibles hasta un destino como ése; una, muy difícil, os costaría treinta cientos millardos de billones elevado a pi; la otra, mucho más sencilla, os la dejo por el coste de una botella de este vino. El filtro de aquí te pillo, aquí te mato, y bombo seguro, os costará este castillo y todos los muebles y alhajas que contiene, incluído, sobre todo, ese juego de Monopoly que veo ahí.

-Sea. Espero vuestras instrucciones.

-Bebed el contenido de esta botellita que dice "NO BEBER IMBÉCIL!", primero. Es el filtro. Sus efectos duran ocho horas, más que suficiente.

-Glus, glus, glus -dijo el Duque, que era muy fino en la mesa. - ¿Y ahora?

-¿Ése es vuestro dormitorio, verdad? Id, y tumbaros en la cama. El viaje en el tiempo que os resta puede hacerse allí, y estaréis más cómodo.

El Duque se tendió entre los lujosos cortinajes de su cama de baldaquín. Ya notaba que el filtro de amor y bombo inflamaba sus venas, y se preguntaba qué extrañas sensaciones le aguardaban en el viaje en el tiempo cuando oyó que alguien llamaba a su puerta.

Era su abuela. Pero no la fogosa joven que aquella noche aciaga había deshonrado, aunque perpetuado a la familia, sino su abuela de siempre, la anciana desdentada y bigotuda, que al sentir en su cuerpo el influjo de la poción de amor, comenzó rápidamente a quitarse la faja, las enaguas, el braguero y la dentadura postiza, dispuesta a dar y recibir caña.

-¡¡Zuchino!! ¡¡Zuchino!! ¡Venid, venid, socorro! ¡¡¡Algo ha salido mal!!!

-Nada ha salido mal, ilustre Duque Güelles- le contestó la voz del zuchino desde la otra estancia- Habéis viajado en el tiempo quince minutos hacia el futuro, el tiempo que he tardado en llamar a vuestra abuela y aconsejarle que se pusiera guapa, y la poción y vuestros naturales instintos de reproducción harán el resto. Tenéis ocho horas antes de que se pase el efecto; disfrutadlas.

-Hasme el amó, nietesito, ahhhhhhfhhg - dijo la abuela, mientras empezaba a lamerle un pie, de forma algo más babosa de lo aconsejado en los manuales.

-¡No! ¡Aghhh!- gritó el Duque desesperado- ¡¡Zuchino!! ¡Estás en un error!! ¡Yo debía viajar en el pasado, a la noche en que mi abuelo fue asesinado!

-Vuestro abuelo no fue asesinado, según los diagramas. Recordad que el hombre que se acostó con vuestras abuela era un desconocido. El marido de vuestra abuela no era vuestro abuelo.

-¡Pero era el Duque del Truque! Y recuerdo bien que os dije claramente que quería viajar a la noche en que el Duque del Truque fue asesinado en una partida de Monopoly Extremo.

-Ya os dije que había dos rutas, y vos elegisteis la más fácil, señor Duque. Disfrutad del amor mientras podáis, que antes del alba os haré salir para que disputemos la dichosa partida de Monopoly. El tablero ya está dispuesto.

Epílogo: Las extrañas circunstancias de la muerte del Duque Güelles pasaron a formar parte de las páginas más oscuras de los anales de la familia, familia que, al menos, no se extinguió. De aquella noche de extraño amor fructificó un heredero, que tomó todos los títulos de su padre, que era, al mismo tiempo, su sobrino. La nobleza, ya se sabe, y sus extrañas relaciones de parentesco.