19.- Sir Gargalandrán de Calimene, guerrero singular.
Escuchad todos la historia de Sir Gargalandrán de Calimene; pasad a verlo, si este relato os conmueve.Calimene era un planeta de guerra y honor, de valientes caballeros y de estrictos rituales. Toda causa y toda querella se debatía en combate singular, juicio del destino, gloria para el vencedor, muerte para el vencido; para el invencible, la inmortalidad.
El Santo Grial de aquel mundo era la Corona Dorada; guardada según la leyenda en las entrañas de la tierra, emergería a los pies del más grande de los caballeros, el que venciera a todos los demás, y le daría la inmortalidad y un nombre que perduraría más que todos los otros grandes nombres de Calimene.
Fue por mucho tiempo sólo una leyenda cantada entre los sueños de juglares; hace mil años, de repente, empezó de nuevo a ser tomada en serio, y una fiebre de combates y torneos se desató en el planeta. Del polvo de la batalla, al final, emergió vencedor el guerrero más grande de todos, el invencible Sir Gargalandrán, y helo aquí.
Ved su brillante armadura y sus fuertes extremidades; como porta la corona dorada; ved cómo la profecía era cierta, y se ha vuelto inmortal; ved que de verdad su nombre ha perdurado más que ningún otro de aquel planeta de bravos caballeros y grandes hazañas.
Porque de Calimene sólo recordamos ya el nombre, porque los últimos guerreros de la raza estaban muertos a los pies de Sir Gargalandrán cuando la Corona emergió de la tierra, porque el planeta mismo se deshizo en pedazos en aquellos estertores hace casi mil años.
Y por ese extraordinario cúmulo de circunstancias, Sir Gargalandrán el invencible forma parte del asombroso plantel de estrellas de este circo ambulante, señoras y señores. Viaja por el universo buscando hacer lo único que sabe: luchar en singular combate. Pero, desgraciadamente, encuentra muy pocos contrincantes, pues su código de honor le prohibe luchar con alguien que no sea de su tamaño. ¿Alguien entre los presentes mide un máximo de seis milímetros? ¿No? Me lo figuraba; una pena, porque le hubiéramos ofrecido un jugoso premio por enfrentarse a nuestro campeón.
Pero incluso sin combate, Sir Gargalandrán es digno de verse, señoras y señores. Hace todo tipo de extraordinarios malabares con su espada. Suministramos lentes de aumento a los espectadores que lo soliciten. Pasen y vean.
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